Los mandalas liberan en nuestro interior energías curativas, nos ayudan a explorar los rincones de nuestra mente, nos permiten enfrentar nuestros miedos y nos facilitan la solución de problemas, incluso de aquellos de los que ni siquiera somos conscientes. Por todo esto los mandalas han sido llamados muchas veces "cuadros mágicos". 
Todos podemos beneficiarnos enormemente de la energía que se genera al pintar o contemplar los mandalas. Gracias a la actividad creadora que llevamos a cabo, las fuerzas curativas adquieren forma propia y empiezan a fluir hacia el exterior. La relación que establecemos con nuestro mandala nos lleva a un estado de meditación sin importar la forma en que nos relacionamos con nuestro círculo, sea pintándolo, al copiarlo de un modelo o dejando que su imagen actúe sobre nosotros al observarlo, el mandala influencia nuestro ser y despeja el camino para reconectarnos con nuestra verdadera naturaleza.- Encontrar el verdadero camino hacia la armonía.
- Descubrimos que no somos seres desarraigados, sino que por el contrario somo parte de una unidad con nosotros mismos y con los demás seres vivos.
- Obtenemos una nueva conciencia de nuestro ser y del mundo que nos rodea.
- Nos purificamos.
- Aprendemos a escuchar la voz de nuestra intuición y a seguir el camino que nos indica la naturaleza.
- Logramos conocernos mejor.
- Nos aceptamos tal y como somos en realidad.
- Nos relajamos y adoptamos una posición mucho más segura y calma ante la vida.
- Podemos manejar el estrés y los problemas de la vida cotidiana.
- Descubrimos que somos una fuente de energía.
- Transitamos por la vida en una sola dirección hacia la plenitud.
Continuará...
